Un país que discute del ‘pin parental’ es un país que ya pagó y con creces su deuda externa y, como no, a todos y a cada uno de sus millones de esquilmaditos por sus bancos.
…Es un país en que sin duda ya se atan los perros con longanizas. En que se acabó como por ensalmo y para siempre con las antaño desquiciantes y eternas listas de la dependencia. Un reino que orgulloso presume de haber terminado también con los cientos de trabajadores que antes morían en el andamio, en las fábricas, en los muelles y en las refinerías…Es este bendito lugar donde por fin han dejado de suicidarse más de tres vecinos cada día. Y se han esfumado de sus calles Cáritas y las decimonónicas Casas de la Caridad. Un país que seguramente de golpe y porrazo ha resuelto su anterior y al parecer letal déficit demográfico. Y que ya pagó y con creces su deuda externa y, como no, a todos y a cada uno de sus millones de esquilmaditos por sus bancos.
Gracias a Dios, eso sí, y es por esto que como sí casi fuéramos políticos curtidos, ya nos podemos pasar toda la jornada discutiendo con denuedo de las clases extraescolares, o de Ilustrados como Torra, Rufián o de hombres de Estado providenciales como Puigdemont u Otegi. Ahora que ya sabemos pues que luchar contra la casta al fin y al cabo era esto, que todo el pueblo en vez de preocuparse de pagar la luz, el gas, la hipoteca…entrara en estas abstrusas diatribas sobre asignaturas aún menos importantes que las ya clásicas y tan olvidadas marias. Pues este era el tema de nuestro tiempo, sin duda, que al fin y a la postre los medios y la gente holgaran sus días en las justas y torneos con que se solazan y entretienen desde siempre los miembros y las miembras de la casta. Que como todos sabemos además, también ha desaparecido. Y para siempre.
Jaime Navarro, abogado experto en estafas bancarias
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