El arbitraje. Discrepancias en el alcance de una solución para 200.000 afectados. Para el seguimiento de la noticia, podéis verla en la imagen, que salió el domingo 14 de abril de 2013 en la edición impresa de Las Provincias, por el periodista y director de economía, Xavi Moret.
Jaime Navarro‘s insight:
Y es que seguimos hablando de arbitraje, ya que el arbitraje con efecto retroactivo ha devuelto la esperanza a muchos preferentistas de la antigua Bancaja, atrapados por el primer canje de acciones. No obstante, ¿cuál es el alcance real de esta medida? En mi opinión, si el arbitraje que se propone es igual que el de Caixa Galicia, en donde efectivamente quienes han sido aceptados para el arbitraje, han tenido una resolución favorable en un elevado porcentaje, sí, pero la resolución favorable no ha significado satisfacción, sobretodo para quienes no han sido aceptados en el proceso de arbitraje, y por supuesto, para quienes no se les ha devuelto todo lo invertido.
En el caso del arbitraje de Caixa Galicia, de los 30.000 afectados que han entrado en el arbitraje, sólo 6.000 han quedado plenamente satisfechos, y dado que no se puede recurrir a la vía judicial una vez se ha aceptado el arbitraje, el único camino que les queda a los afectados por recorrer, es el de las protestas en la calle y la ocupación de los ayuntamientos, como estamos viendo cada día.
Es el problema con el arbitraje, que al principio causa una gran ilusión sobre algo que luego no siempre se cumple. Si se diera un arbitraje en el que hay posibilidad de impugnar posteriormente, entonces sí se podría ir al arbitraje. Y es que en la vía judicial, ante una sentencia no favorable, siempre se puede recurrir, y más cuando la jurisprudencia está todavía por asentar: esperemos que próximamente el Tribunal Supremo indique las directrices judiciales a seguir en defensa de los intereses de los estafados.
Y resumiendo pues: ¿qué hacer? Si usted es afectado y piensa que puede entrar en el proceso de arbitraje, solicítelo, pero no firme nada, y lleve los papeles del arbitraje (sin firmar) a un profesional que pueda aclararle de manera independiente cuáles son sus posibilidades.
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