Como cada verano las playas se llenan de veraneantes, y la arena queda plagada de sombrillas, sombrillas que anuncian refrescos, bebidas isotónicas, e incluso algunas que ni cumplen su función de dar sombra, estas últimas son las más usadas, son las que los bancos nos han regalado por tener nuestros ahorros en sus cuentas. Pensábamos que nos protegían del calor y la radiación, pero finalmente nos han dejado con el culo al aire: se han quedado con nuestro dinero, y además nos han destrozado nuestros castillos de arena.

¿Cómo nos protegemos ahora del sol? ¿A quién debemos reclamar el dolor de las quemaduras producidas? ¿Hay algún tipo de ‘protección solar’? Desde aquí os ofrecemos SOLUCIONES, sí es cierto, existen soluciones, y aquí va un decálogo de ellas.